Hemos caido en la trampa.
Traspasamos la línea de la felicidad
y creímos haber llegado a la meta.
Y ahora nadie puede ayudarnos,
ni siquiera aquellos que no dejan de intentarlo.
Tu al norte
y yo al sur.
Tu pistolero y yo guerrera.
Nada ni nadie,
ya sabes...
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